domingo, 9 de enero de 2011

LA IRA

Una vez me explicaron cómo los hombres hemos ido teniendo una vida más complicada a lo largo de los años de nuestra existencia. No quiero decir con esto que complicado sea sinónimo de duro. Nuestros antepasados vivieron las nieves metidos en una caverna, cazaban para comer y morían a una edad más temprana. Simplemente la vida era así, sin más. Su lenguaje era más corto porque las prioridades eran otras: estrés o depresión no tenían sentido entonces. Hemos ido evolucionando nuestro contexto y también nuestras emociones. Sin embargo mantenemos respuestas irracionales que eran puro instinto de supervivencia antes y quizá ahora no valgan para mucho.            

Haciendo un símil informático es como si tuviéramos un portátil con las entrañas de un ordenador de hace 25 años. Necesitamos la versión Homo.2011.

La IRA, es una respuesta natural ante una amenaza. Cuando sientes que estas en peligro tu cuerpo entero se prepara para el ataque. Pero, bien sabes, que, como en un coche, no se puede llegar de cero a cien en dos segundos. Se trata de ir subiendo una escalera peldaño a peldaño, una escalera inconscientemente.

La ira es como un juego de hechos o palabras encadenadas. Cada una te lleva a la otra, que es aún más complicada… Y en el largo camino: te excitas, te revuelves, pierdes el control, solo quieres ser más, ganar… y hasta sueles olvidar la palabra de partida.

El discernimiento se convierte en una nebulosa. No se puede desandar lo andado. Solo se puede seguir subiendo. Y lo que comenzó siendo un camino es un callejón sin salida.

Hay que aprender a parar la espiral. A pararla a tiempo.

Solo hace falta, como en “El Encantador de perros”, un toquecito en las patas que te haga desconcentrarte, mirar el camino, parar. Un clic en el cerebro que desconecte el “Modo Alterado”.

Solo así es posible.

Algunos “toquecitos” que podemos darnos a nosotros mismos para salir de la espiral:

  • Correr.
  • Reír.
  • Abandonar la habitación.
  • Abrazar al otro sin previo aviso.
  • Gritar (después de haber abandonado la habitación)
  • Respirar hondo.
  • Contar hasta 50.
  • Darnos la vuelta, ponernos el mute, y decir palabrotas.

1 comentario: