miércoles, 12 de enero de 2011

LA TRISTEZA

Es difícil definir “TRISTEZA”. Se puede coincidir en que cuando uno está triste tiene la moral baja, está abatido, es más negativo y le apetece menos relacionarse con los demás.

Te invita a recogerte, a sacar lo más oscuro que hay dentro de ti. Es por eso que quieres estar solo y te sientes vulnerable. Aunque seas un gran experto o estés trabajando duro en aprender sobre tus emociones, como al resto de la gente, te seguirá costando exhibir tus miserias. Así que cuando estás triste, te encuentras mejor contigo mismo, dando rienda suelta a todo lo que se concentra en tu pecho.

A tu cuerpo, le ocurre lo mismo que a la mismísima Tierra.      Cuando el ambiente esta cargado y gris cae la lluvia. El agua purifica y limpia todo aquello que toca para dejar paso al Sol que calienta.
Contigo es igual; la tristeza se hace un ovillo cerca de tus pulmones y tu corazón y, cuando ya es algo compacto, pide paso saliendo en forma de agua. Las lágrimas de tristeza no son como las de rabia (pequeñas, rápidas y explosivas), sino que son densas y grandes. Pesan. Mucho. Porque con cada una de ellas algo importante de lo que te duele se va. Porque arrastran todo y te liberan. Acaban saliendo por los ojos para quitar el pesimismo de tu mirada, perfectos para empezar una nueva visión de la vida.

Es importante dar la bienvenida a la tristeza, escucharla, atenderla… Si te sientes triste no pasa absolutamente nada.

Pero no puedes creértela del todo. Debes mirarla con un poco de recelo. Es una amiga egoísta que necesita la atención justa. Cuando comprendas por qué te ha visitado debes echarla educadamente de tu vida, hacer todo aquello que no le gusta para que se vaya: salir con los amigos, reírte a carcajada limpia, decirte lo maravillosa que puede llegar a ser tu existencia… No lo olvides. Tú no eres triste: ESTAS triste. Y este estado tiene que tener un fin. Ahora. Cuando digas YA.


“La tristeza a veces te desnuda en pleno invierno y otras te pone bufandas un día de Agosto. Con su fuerza te invade hasta hacerte sentir microscópica, tan pequeña que todo lo que un día cualquiera es fácil, se vuelve una tarea casi imposible.

  La tristeza te arrincona, hace que te acurruques, que se desborden todos y cada uno de los ríos que recorren tu alma. Algunas veces brotan como cascadas de tus ojos, otras tan sólo te inundan bloqueando sentimientos.

  Lo peligroso es cuando te seduce, cuando sin darte cuenta estás buscándola tú solita, andando por la casa en pijama, tumbándote en la cama un domingo a escuchar alguna canción demoledora...diciéndola: ven conmigo, quedémonos aquí mirando el Mundo desde lejos.

  Otras veces viene de visita por sorpresa, y te pilla en un largo viaje de Metro, desarmada, mientras miras la pared de cada túnel por la ventana, los zapatos de los demás, sus silencios, las portadas de sus libros.
  No es razonable, ni deductiva. No es proporcional ni matemática...pero puede ser  inspiradora, motor de creatividad y, a veces, de reencuentros necesarios.

  No todos sabemos como despedirnos a tiempo de la tristeza...y ahí está su poder, su margen para tejer sus propios hilos.

Yo creo que hay anti-inflamatorios para la tristeza, pero no antídoto. Y lo mismo hasta me alegro.”

Laura DudaConPatas



1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con Laura: la tristeza es como la gripe,no se cura. Se pasa. Y aunque hay personas que están tristes d emanera tan recurrente diríamos que SON tristes,es verdad que es un estado de ánimo, por lo que hasta esas personas debieran ser capaces de sacrlo todo fuera y esperar a ese sol que calienta. Porque tarde o temprano caliente.

    esox a las dos. Muy buenas ambas entradas.

    ResponderEliminar